La fotografía en la danza o el movimiento que se congela
Todo en
el universo
tiene
ritmo, todo danza
Maya
Angelou
Danza
es todo aquello que
el ser
humano es capaz
de hacer
musicalmente con
cualquier
parte de su cuerpo
Karlheinz
Stockhausen
Son ambas formas de expresión, se
diferencian en relación a la movilidad, pero cuya interacción llama considerablemente
mi atención: la fotografía y la danza. La
fotografía es, según Susan Sontag (2011), una manera de mirar. La danza es, en
palabras de Alberto Dallal (2013), el arte más antiguo que puede involucrar el
cuerpo, la música y el movimiento. La danza se caracteriza por la expresión de
sentimientos y emociones a través de los movimientos y gestos de un bailarín. Y
con la fotografía podemos apoderarnos de la experiencia, capturarla en imágenes.
El propósito de estas lineas es mezclar estos dos discursos en uno solo, estudiar la relación que existe entre estas
dos formas de expresión: por un lado, la danza y el movimiento; por el otro, la
fotografía y lo estático, lo no móvil. ¿Qué sucede cuando se mezclan fotografía
y danza?
A primera vista, podríamos decir
que la fotografía atrapa a la danza y la congela, le arrebata su principal
característica y la hace “experiencia capturada”.
Pero más allá de quitar un
detalle, la fotografía exalta la importancia fundamental que tiene el
movimiento en la danza. A través de la inmovilidad acentúa la movilidad. Laura
González Flores (2005) afirma que la fotografía convierte al hecho dancístico
en otra obra de arte: “el cúmulo de sugerencias que brotan de una sola
fotografía de danza convierten ésta en una obra de arte dueña de categorías,
valores y de todos los elementos subjetivos y objetivos que caracterizan el
arte de la pintura” (p. 56).
La fotografía en la danza siempre
deja una noción de registro, una evidencia de que algo ha pasado antes y
de que algo pasó después. Las imágenes
en las fotografías de danza dejan constancia de un “esto ha sido” en un momento
y en un lugar específicos. Barthes (1992) explica lo que ocurre en el cerebro
del que ve la fotografía de danza cuando aduce que “lo que la fotografía
reproduce al infinito únicamente ha tenido lugar una sola vez: la fotografía
repite mecánicamente lo que nunca más podrá repetirse existencialmente” (p. 31).
Pero, la lectura de una fotografía del hecho dancístico se “lee” de manera
diferente, como diría Dallal (1997) se aprehende el movimiento completando el
antes y el después de la imagen:
El instante helado en danza se convierte en movimiento intensificado,
pues el observador “lee”, completa el movimiento que la figura de la foto
expresa. […] el hecho de que para el fotógrafo de danza el objeto-objetivo se
encuentre en movimiento, en plena actividad, corrobora la tesis según la cual
la fotografía representaría la “mirada subjetiva” por antonomasia (p. 129).
Veamos la siguiente fotografía:
Una primera impresión de una
imagen como esta nos dice, por ejemplo, que hubo movimiento al momento de ser
capturada. No obstante, una segunda impresión (un poco más precisa y
conocedora) nos diría que antes de ser tomada la imagen hubo un demi-plié que terminó en el passé que se observa claramente, al
menos dos giros, y que antes del demi-plié
hubo una cuarta posición.
Sontag en su ensayo La fotografía afirma: “las fotografías
confieren importancia a los acontecimientos y los vuelve memorables” (p. 136).
Pero, ¿todos los movimientos de la danza son fotografiados? Claramente, no es
así. Hay movimientos que son privilegiados al momento de capturarse las imágenes.
¿Qué tienen estos movimientos privilegiados? La respuesta puede resumirse en 1
o 2:
1.- Hay una extensión, y por tanto, la presencia de la pointée, la conocida punta del ballet.
2.- No hay pointée, pero hay
mucha expresión involucrada en el movimiento.
Esta última parte se enfoca en la tendencia
de la fotografía denominada street ballet.
¿Qué es el street ballet? Es,
técnicamente, un fenómeno fotográfico que conlleva a la (des)contextualización
de la bailarina clásica. Son fotografías que sacan a las bailarinas del típico
salón lleno de espejos y una barra, para colocarlas en sitios socialmente más
comunes (tales como calles y centros comerciales).
Hay dos fotógrafos que tratan este considerablemente este
fenómeno en las bailarinas, el norteamericano Jordan Matter y el parisino
Little Shao.
Jordan Matter fotografía
esencialmente mujeres. Las bailarinas combinan los elementos dancísticos con
situaciones de la vida cotidiana (ir de compras, servir la comida, besar a un
hombre). Hay pocas extensiones, porque la importancia de las fotografías recae
en las acciones que se están desarrollando. Se puede notar el movimiento no
sólo en las bailarinas, sino también en los elementos que las rodean (personas,
agua, entre otros). Otro elemento a considerar en las fotografías de Matter es
el color, puesto que es un aspecto que lo distingue de Shao.
En cambio, Little Shao realiza el
street ballet de un modo diferente.
Las bailarinas son fotografiadas en extensiones de extrema flexibilidad,
predominan los splits, los arabescos y las pointées.
Los ambientes son muy llamativos porque no son, en absoluto, comunes en un
bailarín. En algunas fotografías el color pasa a segundo plano, pero las
locaciones son casi siempre sitios turísticos en Francia. Las bailarinas que
captura Shao están vestidas de manera que se las puede vincular con algún ritmo
de baile (jazz lírico, cabaret, pole dance, flamenco, ballet, hip hop, etc.).
En suma, ¿hay realmente una
(des)contextualización de la imagen del bailarín? Dicen que la música está en
todas partes y que, incluso, el silencio también es música. Y bailar no es más
que dibujar la música con el cuerpo, convertirse en el pincel de la música y
trazarla. Si esto es así, podemos llegar a la conclusión de que el bailarín
actualmente no tiene un contexto fijo o asentado (ya que todo es música y él/ella
podría bailar donde sea). Si asumimos como ciertas las afirmaciones de la
música y el baile, entonces el bailarín y la bailarina toman contexto en el
mismo lugar donde bailan (o posan). Más allá de una (des)contextualización, el street ballet (re)contextualiza
continuamente al bailarín.
Bibliografía
Barthes,
Roland (1992), La cámara lúcida. Notas sobre la fotografía, Barcelona,
Paidós.
Dallal,
Alberto (1997), Aprehender el movimiento,
no congelar un instante, Anales
del Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, vol. XIX, núm.
70, p. 129-135.
- (2013), La
fotografía de la danza o el sometimiento de la forma. Texto en
línea.
González
Flores, Laura (2005). Fotografía y
pintura: ¿dos medios diferentes?, Barcelona, Col. FotoGrafía.
Sontag, Susan (2007), Al mismo tiempo.
Mondadori, Venezuela.
-(2011), Sobre la fotografía. España, DeBolsillo.
Villegas, Omar (2010), Fotografías de
danza: los monumentos trashumantes. Texto en línea.